Nuevos retos para los fotohistoriadores: de la fotografía analógica a la digital
La fotografía como documento histórico, social y cultural
En esta era de nuevas tecnologías fotográficas es importante avanzar sobre algunos
de los elementos que se han venido trabajando desde el ámbito de la historia de la
fotografía. La inclusión de las imágenes creadas con luz como fuente documental
del pasado ha librado una gran batalla desde hace muchos años. Es factible aseverar
que desde 1978 se desarrollaron de manera más sólida y sistemática los trabajos en
torno a la historia de la fotografía en nuestro país, gracias sobre todo a una exposición
que se llamó Imagen histórica de la fotografía en México, en la que se presentaban
materiales del daguerrotipo, desde su llegada a suelo mexicano, entre diciembre de
1839 y principios de 1840. Fue la primera técnica fotográfica utilizada en Europa. Se
mostraron también en esa ocasión otras técnicas empleadas en el viejo continente
para suplir el caro y lento método del daguerrotipo (el tiempo de exposición variaba
de 20 minutos hasta 2 segundos). Entre otras modalidades estaban los ambrotipos,
los ferrotipos, las tarjetas de visita, el colodión húmedo, las placas secas, hasta los
negativos de plata sobre gelatina, que serían los más utilizados en el siglo xx, todos
ellos exhibidos como parte de nuestro patrimonio cultural y social (Meyer, 1978).
Un breve recuento de la fotohistoria en México
En gran medida, el estudio de la historia de la fotografía en México ha respondido
tanto a las imágenes creadas para el periodismo o las revistas ilustradas como a los
archivos y acervos que contienen imágenes documentales de la vida en nuestro país.
Esto se debe a que en el siglo xx este género fue uno de los más importantes y que
más desarrollo tuvieron, no solo en el país, sino también en el extranjero. Veamos
algunas de las determinantes para ello.
Bien se sabe que uno de los detonadores de la fotografía documental o de prensa
fue la Revolución mexicana, que permitió encontrar nuevos personajes antes ocultos
a la luz pública, pero también los eventos bélicos; la presencia de las “adelitas” y los
“juanes”, gestó nuevas formas de captar la imagen fotográfica, adelantándose a lo
que más tarde se desarrollaría en Europa, producto de la guerra mundial (Mraz,
2010:241).
Por otro lado, en los años de la posrevolución se cosecharon esos cambios estructurales de la creación de la imagen fotográfica y se abrieron un cúmulo de actividades,
temas y propuestas visuales, gracias también a la presencia de los diarios, pero sobre
todo de las revistas semanales que le otorgaron un lugar privilegiado a la imagen,
lo cual no solo le permitió a la fotografía ocupar un sitio particular sino generar un
discurso propio, aunado al interés y la visión del editor que proponía series gráficas
o fotoensayos alrededor de un tema; dichas series funcionaban con vida propia,
lejos de las notas y eventos informativos textuales, por lo que cobraban una nueva
dimensión en la lectura de la imagen y en el imaginario colectivo.
La intertextualidad de las imágenes
Hay múltiples formas de abordar el análisis fotográfico. Así lo han demostrado los
estudios que han enriquecido nuestra historiografía en los últimos 30 años, y para
ello no hay recetas ni fórmulas preestablecidas, pues depende de los intereses del
investigador o estudioso de las imágenes, así como del grupo documental a estudiar
(analógico o digital), pero más aún del tipo de acervo o imagen que se va a trabajar,
el recurso metodológico que se utilice. Cada archivo o grupo documental presenta
sus propias formas de trabajo, y ante ello solo se pueden esgrimir algunos elementos
generales, que son de gran utilidad, pero que deberán ser redondeados con otros
conceptos, metodologías, marcos teóricos y formas de tejer la información contenida
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núm. 78 · año 36 · enero-junio de 2015
en ese cúmulo de imágenes (Monroy, 2003:101). Incluso el trabajo multi, inter y
transdiscipinario es parte sustancial del estudio de las imágenes.
José Antonio Rodríguez insiste en que toda fotografía es documental, y en ello
tiene razón.7
Toda imagen es un material susceptible de ser leído como un documento. Es un material que refleja una época, una historia, un momento importante,
algún personaje. Es decir, toda imagen fotográfica es una representación del pasado
lejano o inmediato, que dota de cierta información. Puede ser hecha por un profesional de la cámara o por un aficionado, pero la representación le dará sentido
a algún evento, objeto o a algún personaje. También los temas a trabajar desde el
ámbito de la estética y de la plástica pueden ser retratos, paisajes, vistas urbanas,
tomas arqueológicas, fotografía de arquitectura, de vida cotidiana, entre otras. Lo
importante es que la imagen tenga referencias icónicas, huellas o índices, como lo
señala Philippe Dubois, que permitan reconstruir ese pasado (Dubois, 1986:187).
Nuevo retos ante nuevas realidades visuales
Actualmente hay una treintena de investigadores formados en el arte de historiar las
imágenes, quienes dotan de sentido el trabajo que se realiza, pues se han convertidoen un centro de información y formación importante dentro de los estudios de la
imagen en América Latina. Vienen detrás otro tanto o más de estudiantes capacitándose para ejercer el oficio desde diferentes perspectivas: la historia, la historia del arte,
la etnohistoria, la sociología, la comunicación, entre muchas otras especialidades.
Hasta ahora a los estudiosos de las imágenes fotográficas les ha tocado resolver
de manera metodológica los retos con las imágenes analógicas, hechas con cámaras
mecánicas, con negativos de vidrio o acetato, de placas impresas en plata sobre gelatina, entre otras técnicas. También se han enfrentado a lo que algunos fotógrafos
de prensa han querido convertir con sus cámaras digitales o con programas de
Photoshop en imágenes icónicas para ser publicadas con un retoque poco ético, o
al encimar dos imágenes en una sola para provocar un efecto más dramático o de
mayor fuerza.
Recordemos lo que le sucedió al fotógrafo de Los Angeles Times, Brian Walski,
al alterar en forma digital una fotografía de la guerra en Irak. Walski trabajó dos
imágenes que captó en el mismo espacio físico, pero con una diferencia temporal,
de tal suerte que reunió en una los dos documentos, y produjo de ese modo una
gráfica alterada. La lectura cambió el sentido de la imagen de guerra, pues consiguió forzar el discurso de tal manera que pareciera que el soldado estadounidense
estaba intimidando a la población civil, cuando la imagen original no manifestaba
tal circunstancia. Sabemos que eso era parte del efecto de la presencia militar de
los estadounidenses en ese país, pero al alterar la imagen rebasó la ética del diario
en cuestión.
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